sábado, 30 de diciembre de 2006

Quiero pensar



Quiero pensar que todo será mejor mañana


Quiero pensar que todo lo vivido fue necesario para ser feliz más tarde, quizás, digamos, mañana.


Siento el diezmo caer y golpear mi rostro enjuto


Siento como los años han pasado y las suelas de mis zapatos suspiran cansadas, viejas y con ganas de abandonar el juego.




Sé bien que soy mejor ahora, mejor de lo fuí jamás. Me siento crecer y entender y si no al menos aceptar y luchar por algún día entender.


Entendí el dolor, lo abrazé y muchas noches lo hice tan mío que no distinguí el umbral que cruzo y cruzas hacia la otra orilla.


Es cierto que perdí en el camino, que camine al contra sentido de la menecillas del reloj y que me hice un absurdo en la lógica del camino establecido, todo lo dicho es cierto. Pero ha quedado algo más ¿Cómo podría no haber quedado algo más?




Quedaron las cenizas colmadas en ceniceros, quedaron las copas vacías, quedaron los platos aún por lavar... quedó por siempre el sabor del último sorbo.




Me abandoné a un futuro. Me hice fuerte. Dije adiós y crecí.




Y entonces quiero pensar que aunque el desenlace no fue como previsto fue mejor. Que aunque perdí a un hombre mi corazón sanó y fue capaz de reír y mañana será capaz de amar.


Quiero pensar que aunque ayer mi mejor amiga se marchó, que aunque he quedado sola y aunque me duela su ausencia y me falte tanto su presencia, la volveré a ver. Quiero pensar que Paris no está tan lejos y que en cualquier minuto ella aparecerá por esa puerta y estaremos juntas las dos. Quiero pensar que aunque estemos en dos continentes, alejadas por mares, fechas y distancias seremos capaces de mantenernos. Y aunque su cuerpo falte, ella sabra estar ahí en cada etapa, en cada caída y en cada triunfo. Que aunque falte mi cuerpo, mi escencia sabra llegar a ella y acompañarla en el camino y tenderle mi mano y ayudarla y dormirme a su lado.




Quiero creer que seremos amigas siempre, quiero pensar que lo que construímos juntas sobrevirá al tiempo y sus caprichos.


Quizás juntas seamos eternas.




Mañana sera el último día de un año abrumador, irrepetible y fecundo. Mañana sera el adiós a ésta realidad de antemano conocida y quiero pensar que todo valió la pena.


Que aunque mañana todo abandoné su lugar para dar paso a una realidad nueva e insolita, lo vivido permanecerá por siempre conmigo.




Crecí no hay duda. Doy gracias a quién quiera sea el creador no por hacerme las cosas faciles pero por dificultarlas, no por darme amor pero por quitarmelo y así. Gracias por el tránsito exentrico y por las personas que en el camino encontré y me hicieron la mujer que soy.




Sé que ella, mi amiga, me está escuchando. Sé que ella sabe yo estoy ahí a su lado como ella lo está en este preciso momento. La veo, está a mi lado, está hablando, me ofrece un cigarrillo. La escucho, la veo, la siento... jamás se marchó. Su cuerpo yace en Paris pero su escencia está a mi lado, en mi pecho...


Te quiero y nunca estaremos lejos... estamos a tan sólo 5 minutos de un recuerdo, de una risa, de una lágrima y del más grande de los abrazos.


Te quiero

jueves, 21 de diciembre de 2006

Ahora comenzamos a vivir


Ha pasado ya casi un mes desde que no escribo, desde que aquel hombre me dejo.

Pero fue necesario un tiempo para entender, para aceptar y finalmente para decidirme a ser feliz, sin él.

No fue fácil. El dolor apremiaba y no distinguía razones ni caminos.

Las primeras dos semanas fueron sin dudas las más complicadas, en dónde cada tarde me sentaba a llorar lo que durante el día me obligaba a callar, por dejar saber al mundo y en especial a él que mi corazón estaba destrozado y mi mundo carecía de norte.

Pasado el tiempo, fechas simbolicas asomaban sus pies. Se acercaban días de presión, estabamos a punto de atravesar el umbral de las personas que eramos y de las que seríamos. Y así su presencia iba perdiendo trascendencia, el futuro apremiaba.


Y aún así, en un punto pensé que volver y lo cité y los ojos en el suelo y el corazón en la mano le pedía otra oportunidad. Me miró sin mirarme y me dijo sencillamente que no. En el momento lo acepté y pedí al menos mantener su amistad. El dijo no quería perderme y yo quisé quedarme para verlo crecer, de la forma que fuera.

Y así comenzé una cruzada contra el amor, llevaba el embla de la amistad. Quisé con todo mi ser, ser su amiga, apoyarlo, tomarle la mano, decirle que no estaría solo. Porque en el fondo, al perderme a mi perdía compañia. Jamás fue hombre de muchos amigos, timido y encerrado en su mundo, nadie le conocía como lo hice yo. Y aunque yo tuviese amigos verdaderos, sinceros y que durante este tiempo me demostraron con creces que era querida y que jamás iba a estar sola, yo quería decirle a él que yo sería esa mujer que si no le hacía reír al menos podría llorar con él y sentarme en el suelo hasta que él se sientese capaz de ponerse de pie nuevamente. Le abrí la puerta de mi amistad, le mostre el camino, le entregué las llaves y le hice saber que sólo quería su felicidad.

Él, se alejo de todas formas, cerro la puerta, y se mantuvó al otro lado de la calle. No vió a la mujer que estuvó con él, quién le tomo la mano e intento sostenerlo. Simplemente no quiso aceptar lo que le ofrecí, sé que era poco pero era lo que pude darle.

Y así tras días, minutos, encadenada a él, pensando en él, rogando y luchando sus batallas, curandole las heridas y velando su dormir... me cansé.

El tenerlo en mi vida me cansó y mi dolió a tal punto que el amor había abandonado para siempre mi cuerpo y ni siquiera quedaban las ganas de estar con él.

Así, hace dos noches, cuando volvió una vez más a dejarme sola, cuando yo estaba mal, me vió y se marchó. Así decidí decirle que no lo quería más en vida, que era necesario olvidarlo por completo, que lo que yo le daba él no entendía y lo que él me daba no era lo que yo necesitaba. Y una vez más me dijo que no quería sentir el peso de mi presencia, que a tiempos le ahogaba mi preocupación, mi cariño.

Y fue entonces que me marché, esta vez para siempe, esta vez sin marcha atrás. Yo no pude soportar su inercia. Supongo que vivo con pasión y que doy con pasión amistad, amor, compromiso. Y si él no podía soportarlo pero ni siquiera tuvó el coraje de decirmelo a la cara, entonces amigos míos, yo me voy.


El mundo abre infinitas puertas, sólo tengo que elegir cual seguir, cual abrir, cual obviar, cual mantener entre abierta y cual definitivamente cerrar. Hoy quiero ser feliz, hoy sé que seré la mujer que he soñado ser. No hay imposibles cuando pierdes el miedo y te paras, contra todo pronostico, frente a la vida. Hoy he decidido ser todo lo que he soñado.

Hoy no me duele no tenerlo, hoy su nombre ha abandonado mi cuerpo y su recuerdo permanece ambiguo...


Tenemos todo el tiempo del tiempo para ser lo que queremos ser.


Miro atrás, y antes de alejarme por completo, simplemente sonrío.