martes, 30 de enero de 2007

La historia de aquella mujer...



Quería aún un segundo para abrir sus ojos, para negar lo evidente, para ser aquello que nadie pensaba sería.
Quería mostrarse sin máscaras ni armaduras, querían la vieran en la esencia más extrema, quizás esperaba de igual manera la quisieran.
Se supo mujer amante mucho antes de conocer las palabras y sus peligros. Y creyó entonces que el tránsito sería templado y seguro.
No sabía que el tiempo no creería en ella con ese fervor con el que se empecino en llenar sus venas.
Nada fue como esperado. Al final, se dice, nada nunca lo es.
¿Por qué esperar aquello que el mundo es incapaz de darnos?
Pero esperó, pero creyó...
No sabía, no nunca supo...
Una noche cualquiera, en ese minuto impreciso y olvidado por todos, vio como sus sueños despertaban para sufrir de insomnio crónico.
El mundo era ese abismo del cual no podría escapar.
No sé si lo aceptó, no sé si entendió o si simplemente se negó.
"Tiene que haber algo más" Se obligó a creer.

Se hiso, por necesidad, una mujer en el desierto.
Mujer por vivir, un desierto por no ver.
Quería vivir y no ver.

Y así vivió, así creyó vivir. Se coronó princesa de un castillo de arena y buscó refugio en la más alta torre. Esperaba acaso aún un príncipe aparecer. Nunca lo sabré.
Vanos fueron los años pero no cedió.

Cuando una mujer decide olvidar, el olvido es irreversible.
Olvidó.
Extirpó recuerdos, señales, esperanzas y en su lugar puso máscaras, imitaciones, ideales.
Nadie nunca le conocería.
Temía demasiado ser herida, una vez más.

Desnuda....

Desnuda de hojas en pleno verano, se encontró una noche tirada en mitad de la calle.
Alguien había de arrancar su armadura de cristal, ver su interior y marcharse.
Abrió los ojos a destiempo, se vio desnuda y contuvo la respiración. Se miró una vez más y esta vez gritó. Gritó con sonido sordo y desde sus entrañas. Nadie la escuchó.
Así la encontré, temblaba, tumbada en mitad de la calle.
Parecía un ángel caído, alguien había de llevarse sus alas.
Quise arroparla, arrancarle el frío de sus huesos pero como una fiera ella me alejó. Vi entonces el miedo en sus ojos bizarramente abiertos. Crisparon sus manos y de su boca vi nacer un demonio.
Rugía dolor y entonces sentí miedo.
Parecía sólo una niña y entendí que la mujer no es por su cuerpo pero por el dolor que en el retiene.
-Alejate, por favor, que vendrán por ti- me dijo, los labios escarlata y la voz deformada.
Intenté responder y me dio la espalda. Seguía en el suelo húmedo, como un feto en el liquido materno.
Se hiso sorda. Yo perdí la voz.

Así la abandoné, así la olvidé....

La mujer del desierto encontró alas en el cemento y supongo se alejó. Yo no la vi...

Me pasa de vez en cuando verla tumbada en el suelo y estremecerme ante la posibilidad de que aún está ahí, temblando.

La habitación

Este es un texto que escribí hace ya más de un año, hoy revisando viejos escritos, divagando con el pasado lo he encontrado.


No pretende ser un gran texto pero creo bien refleja la desilución y la ansiedad que en algún momento sentí.


El mundo no es siempre un jardín un rosa y duele vivir. Somos todos reos en una habitación.











No hablen, que nos escuchan, susurren.
No quiero que nadie se entere, que nadie salga ileso de esta blanca habitación, donde duermen plegadas mis alas.
Ni siquiera Dios, que bien se esta solo y desesperado como yo. Pero no le abran las puertas. Déjenlo errar entre los vivos, no dejarlos vivir, como ellos hicieron con él, mientras vivía.
Callen. Que odio a la felicidad, que me ha quitado lo poco y nada que me hacía feliz. Y ahora rugen mis huesos por venganza. Quiero que el mundo calle para gritar mi desencanto, mi maldición.
Habitantes transitorios de esta habitación, los tomo rehenes, los condeno a leerme sin oír. A que sientan lo húmedo de estas paredes, a que desciendan conmigo en mi viaje dantenesco. Apago las luces. Bienvenidos a la nada. Les habla el personaje que viste de desnudes sus pecados.
Yo que amé, yo que muero en este agotamiento de encender velas a los muertos, que nada podrán venir a reclamarme, yo que vivo ilegalmente, sin papeles, en esta vida de la cual todos se hinchan. Yo y nadie más, les grita, los acurruca de palabras secas en un tintero embotellado.
Ahora bien, reconózcanme, mírense, y luego olviden. Olviden el mundo de gargantas abultadas, la plaga de palomas urbanas, el rebaño de ovejas cabizbajas y conviértanse en lo que yo he sido, parásito de esta fabrica, porque no produzco, porque finalmente no soy rentable, soy loca y me aíslan y me encierran. Ahora yo los aíslo, yo los encierro, yo les grito y yo los creo. Porque solo a los locos, a los ángeles caídos, nos huele la carne de enfermo, nos duelen los huesos vulnerables y nos asechan las flaquezas inhumanas.
No importa si la inercia del mundo los lleva gestar botellas vacías, me importa que en estos cinco segundos de ceguera sufran lo que yo he sufrido. Que duelan los pragmatismos, las imágenes y que le declaren la guerra a la Magia y al acopio de derrotas diarias. Que sientan, lo que yo siento, yo enemiga. Quiero que sepan que, yo, aún a costa del riesgo me niego y no me rendiré jamás. Si se asustan, si sucumben, si miran de arriba a bajo y no Lo ven, no hay problema para entonces ya habrán caído tan bajo que no serán ustedes.
No hablen muy alto, que estoy angustiada, con tanto por escribir y tantas rendiciones a la rutina y a la materia, tantas veces las rodillas hincadas en el suelo. A veces, me cuesta seguir, y aunque me parezca injusto, me empeño en conjurar todos esos humos de mentiras y bocas de ciegos desdentados. Ya no puedo elegir, ustedes tampoco podrán, es Mi deseo. Me hago carcelera de mi prisión, que decido compartir con ustedes. ¡No me miren piadosos! No soy victima, soy Díos.
La misericordia será mía o no será.
Ahora, cierren los ojos, que no quiero me vean. Ustedes que antes jamás habían querido verme, no supliquen lo que ahora les niego, solo porque no quisieron antes. Vuélvanse yo, sientan la indiferencia humana rasgar sus frágiles máscaras de cartón desechable. Como Edipo arranquen sus ojos, porque son culpables. Yo los miraré, piadosa. Yo que también arranqué mis ojos, pero por odio a ver las cicatrices que sus fusiles tatuaron en mi piel.



Ahora, mis yemas sangran, ha sido a su pulso que he construido este castillo, que he forjado esta absurda prisión. Y con su sangre remendaré el elixir perdido. Sacrificados como animales, beberé de sus cálices, me hastiaré de su esencia, me ahogaré en su materia. Succionaré sus vidas para no morir por falta de la mía. Seré Dios, me alimentaré de vidas ajenas para no morir en el olvido y en la falta de existencia. ¡Qué ilusión más perfecta! Yo, un Dios, ustedes, reos.

Callen. No hablen, susurren.

Las puertas se abren, corran, escapen pero no olviden jamás que la prisón más perfecta es aquella que nosotros mismos creamos. Y que no basta sentirse libre para romper las cadenas que con el tiempo hemos forjado, a nuestra exacta medida.

sábado, 27 de enero de 2007

Le désir des choses simples





















Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en el
pelo
y quisiera besos en la espalda
acurrucos
que me dijeras las más grandes
verdades
o las más grandes mentiras
que me
dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda del
mundo
que me quieres mucho
cosas así tan
sencillas tan repetidas





Gioconda Belli









Es un deseo de cosas simples





Es querer una flor cogida de un jardín





un beso antes de dormir





la comida que hacía mi abuela





una tarde de verano; floja y regalona









Es el buscar lo pequeño de la vida





Y ser feliz con aquello....









Entiende





soy pobre





y sólo me basta





un sueño





un beso





para vivir









Quisiera entendieras mi idioma...





No sólo las palabras que conozco pero aquellas que ignoro, aquellas que invento...





Quisiera que me miraras...





Y me vieras...





Desnuda...



cuando

visto...





Descalza





cuando calzo





tacones...





No te pido el mundo, que el mundo no quiero





Quiero simplemente me digas...





Dos palabras









La mentira más grande





Pero quiero que si me la dices tú, sea la verdad más grande









No me importa si soy ciega y no te veo





y no veo si te marchas





o te quedas





No me importa si perdura





o si simplemente marchita





Entiende





Quiero lo simple





Que es tanto más difícil de entregar....









No pretendo te quedes hasta mañana





ni que me llames luego





No quiero promesas





No las busco





Quiero aquello que el mar luego borrará





Quiero tu huella en mi piel





Como la huella en la arena









Quiero..





Amor....





Amor que no es tiempo





Amor que no es promesa





Amor que no es nada





Amor que es...





Amor













Un désir des choses simples













viernes, 26 de enero de 2007

Dejar el pasado atrás



Dejar el pasado atrás...


execivamente atrás...




Necesito olvidar, necesito la cura al pasado y sus abismos, necesito vivir el presente y desligarme del pasado.


Es urgente que mis ojos se vuelquen al exterior.


He vivido colgada de lo que fue, aferrada con uñas y dientes al resplandor benevolente del preterito. Siempre cuidadosa de no olvidar porque el futuro era incierto y el pasado seguro.


Y ¿Qué he ganado? Dime tú, qué he ganado.


Nada, no he avanzado.


No he querido y luego no he sabido avanzar, construír por miedo a destruír lo que el tiempo ya había desechado.


Es una venganza al dolor.




Pero hoy necesito caer, golpiarme en la cabeza y sufrir amnesia.




Porque el pasado no ha dejado que mi cuerpo y más importante aún, mi ser, sean libres.


Las cadenas que yo misma forje hoy estrangulan mi piel, cortan mi circulación y estoy a un paso de la auto destrucción.


El pasado fue un refugio. Alzé un muro y procuré nadie lo franqueara jamás, me hice rea de mis fantasmas.


Pero hoy me niego, hoy grito pero hoy nadie me escucha. Nadie tenía que escucharme, yo misma me asegure que nadie lo hiciera. Pero grito igual pero nadie me escucha.




Así fue, así me perdí.


Dejé todo de lado por no mirar, porque mirar hería mis pupilas. No quisé mirar y así me perdí.


Alguien soltó la cuerda, supongo se canso. No lo culpo.


Caí.


No fue que me hayan dejado caer fue que yo misma no quisé quedarme.


Callé.




El silencio fue el amenazado.




Y así sé que ya no estarás....


No te dije que te quedarás, tampoco dije te fueras...


Y por las palabras calladas entro el dolor.




Yo que no quise sufrir, yo quien se alejó por no herirse... Hoy por no hablar perdí.




El pasado sigue rondando, me asecha y no soy capaz de decirle que ya no le quiero.


El futuro se aleja porque no soy capaz de decirle que le quiero.


Y el presente es esta aritmica palabra que cuelga de la punta de mis labios.




Sólo quiero vivir


Sólo quiero amar


Quiero olvidar todo aquello que no me deja vivir ni amar.






....¿Alguien me escucha?

miércoles, 24 de enero de 2007

Reflexiones de media noche

¿Es acaso posible que en punto, inexacto e inequicovo de nuestras vidas, un simple deseo, la conjunción exacta de palabras y latidos, nos lleve a un futuro del todo desconocido más del cual todo anhelabamos?
Quizás les paresca estupida tal pregunta, estupida si pensamos que el común de la humanidad cree y necesita creer en el libre albedrío.
Pero ¿Qué tan libres somos? O mejor aún ¿Qué tan libres somos capaces de ser, queremos ser?
¿Cúantos de ustedes se sientes capaces de responder, sinceramente, a tales preguntas?
Yo, personalmente, no me siento capacitada aún.
Supongo que depende del día, de la hora, del pretexto adecuado, la respuesta que soy capaz de dar.
A tiempos me siento libre, creo tener la fuerza para ser libre y gritarle al mundo que seré yo quién decida, quién traze el mapa de mi vida, de mis logros, de mis errores. Pero no podría mentir y no decir que a otros me siento una pieza más de un historia escrita hace siglos. Que aveces las puertas que abro y cierro, son las misma puertas que debía cerrar y abrir. Como si el destino fuera esa fuerza mayor que me diera la impresión de elegir lo que siempre fue y tuvo que ser.
¿Qué si me siento menos humana pensando así? Lo dudo.
Una parte de mi grita por su fe en el destino y esa contradicción de elegir para después decir que "todo fue como tenía que ser, que todo llego en el momento preciso, ni un minuto tarde ni uno antes". Y entonces reflexiono sobre la perfección ¿ es acaso posible que la perfección sea esa precisión que sólo un predestinamiento puede otorgar? Si la perfección es esa conjugación exacta de elementos destinados a unirse y formar una simetrica figura, no estamos acaso hablando de que la perfección no es un deselance humano y por lo tanto elegido a conciencia pero el desenlace de una unión precisa, en el momento preciso de los elementos precisos. Es decir la obra de un destino anterior.
Podría hablar de religión, pareciera ser el cauce natural de tanta divagación pero una vez hace ya muchos años alguien me dijo que no hablará jamás de religión o politica en la mesa. Y no sé por qué hoy tales convenciones asaltan mi mente y mi escritura. Quizás porque aún soy parte de un libro de modales y convenciones. Quizás nunca me liberé del todo de esas cadenas familiares.
Quiero creer que lo hice pero esa soy sólo yo.
Tal vez el pasado fue lo que tenía que ser y en esa misma dinamica mi futuro no podrá jamás ser distinto al futuro que mi pasado ya revelaba.
Es como vivir entre rejas.
Y es que claro el pájaro se mueve en su jaula y sin ser del todo libre siente como el espacio de su encierro crece. Yo como ese pájaro he abierto la puerta de la más pequeña de mis jaulas y a medida que avanzaba el espacio de mi encierro crecía y sin entenderlo del todo me sentía más libre aunque las rejas se mostraran incolumes.
Podría escribir versos de ausencia pero en su lugar divago....

Podría volar lejos pero me quedo en tierra...

Podría... y el condicional de pronto mina mis deseos y todo es posible en un futuro, aunque el futuro puede que nunca llegue.

No sé si en algún momento un asalto de claridad me diga lo que quiero me digan, tampoco sé si lo que quiero me digan sera lo que realmente quiero.

¿Cómo saberlo?

Son tán sólo reflexiones de media noche... nada más, nada menos...

Son...

¿Basta?

Siempre.

martes, 23 de enero de 2007

Cuando estás lejos de mi


EL FUTURO


Y se muy bien que no estarás.

No estarás en la calle

en el murmullo que brota de la noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes

ni en los libros prestados,

ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás

,o en el color de un par de guanteso una blusa

Me enojaré amor mío sin que sea por ti,

y compraré bombones pero no para ti,

me pararé en la esquina a la que no vendrás

y diré las cosas que sé decir

y comeré las cosas que sé comer

y soñaré los sueños que se sueñan.

Y se muy bien que no estarás ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,

ni allí afuera en ese río de calles y de puentes.

No estarás para nada,

no serás mi recuerdo

y cuando piense en ti

pensaré un pensamiento que oscuramente trata de acordarse de ti.


Julio Cortazar



Para Abel Nifury

(ese corbobes que una noche de enero de Bahía

me enseño lo que es la eternidad

en un segundo condensado)

jueves, 4 de enero de 2007

Sucede que aveces me canso...






Sucede que aveces me canso






Me canso de escuchar tu nombre



me canso de que cada camino encuentre otro camino






Me cansan mis pies, mis manos



Me cansa la espera y la demora



el retraso y el deseo irreversible de esperarte






Me canso de hablar



y me cansa tu silencio



Me canso de sellar mis labios con encajes de acero



Me canso de mi lengua y de sus caprichos de mujer mimada






Me cansan los cigarros aún por encender






Me canso de buscar



Me cansa la inercia






Ya ven me canso



Y nada puedo hacer



Nada vale cansarse



Pero nada gano al no hacerlo






He decidio aceptar el cansancio y ese gustillo a chocolate negro que deja el cielo cuando intentas alcanzarlo.






Me canso de amar



y más me cansa no amar






No hay caso....



Pero tampoco quiero que lo haya...



Me cansaría