domingo, 28 de octubre de 2007

Ese miedo


Este es el miedo...

Ese miedo a mi misma, a mis demonios, a descubrir aquello que sospechaba; mi incapacidad.

Pensar que este no era mi lugar, era una cosa. Descubrir que no tengo espacio, es otra.

Este es el miedo blanco, de dientes afilados que hoy me mira al otro lado del vidrio.

Cierro la ventana, creyendo en vano, que aquel gesto le impediría su entrada.

Sonríe.

No he tenido un lugar ni en mi cuerpo ni en los contextos.

Se me han ido los días en aparentar.

Y finalmente jamás he sido.

Duelen las ficciones, los pragmatismos, las ideas, las revoluciones, la resignación, la quietud, el status quo, el cambio.

Quiero escaparme y sé que no habrá lugar. Que cualquiera, como éste, no sabrá incorporarme.

¿Qué hago aquí? Jamás he sido como ellos. Jamás seré como ellos.

Mi prisión, la más absurda de todas resulta ser mi propia esencia.

Maldita ella, malditos ellos.

Y maldigo y nada gano.

Caminos bifurcan y no encuentran jamás esa orilla en la cual encallar.

Me pierdo sin saber que jamás me encontré.

He querido creer y ha sido una simple quimera soñada por alguien más, alguien distinto a mi, alguien como ellos.

He sido una extranjera, sin papeles, sin residencia, sin nombre...

Un anónimo, una máscara...

Nada real, quizás un fantasma.

Y es el miedo...

El miedo de jamás pertenecer.

¿Quién he sido yo?

Ni el amor, ni la verdad, ni la muerte, ni el mal, ni el bien...

Nada de eso ha calzado mi paso aritmico.

Mi cadencia es extranjera en una acera que jamás fue mía, que jamás lo será.

Y así bienvenida ha sido la soledad a mi armado de pobres ilusiones.


Ese miedo...

Quizás eso ha sido lo único verídico en todo esto; el miedo.


Y yo... un miedo de alguien más.


De nada sirvió el frágil vidrio trás el cual me escondía, ni siquiera las margaritas en mis ojos...

El miedo se hizo dueño y señor de mi habitación, mordiendome suavemente el cuello.




lunes, 22 de octubre de 2007

Mi derecho a amar y ser amada


¿Para qué se buscan y construyen relaciones, si no es para amar o al menos intentarlo?


Sí, yo como todos exigo hoy mi derecho a amar y ser amada.


Porque quiero soñar, amar, crecer, aprender, equivocarme, ser amada... aunque sea en potencia.


Mi vida siempre supe sería conjugada por el amor, no puedo subyugarme ante menos.


Merezco soñar y pedir lo imposible.


Lo limites jamás fueron algo a lo cual adhiriera.


Y si hoy me encontré frente a un hombre que decía no querer enamorarse pero aún así seguir juntos ¿ Dimecúal es el punto?


¿Cúal es la idea de estar junto a alguien si no es para al menos pensar en amar?


No, simplemente no puedo. Sería negarme a mi misma y a mis sueños.


Es mi derecho a amar y ser amada.


Porque el dolor, la rutina, el desgate de una relación sólo pueden compensarse con la idea del amor. De otra manera, sería un mal innecesario e injustificado.


Lo mundano de toda interacción humana se justifica sólo por el amor.


Es eso lo que hace de algo pequeño, una maravilla.


Y aunque entiendo puedo quererlo, que fui feliz con él, si no puede ofrecerme si quiera la potencialidad del amor, entonces yo debo seguir en busca de ese elixir precioso.


No voy a negar mi libertad si no es en nombre del amor.


Nadie dice aquí que es fácil o inmediato, requiere ciertamente trabajo pero es la esperanza de un sentimiento divino al final del camino lo que nos alienta. And make it worth it.


Yo estoy más que dispuesta a sufrir la vida si es por amor.


Nací por el amor, no podría abandonarlo. No ahora, no por él.


Aquí cada uno es libre de decidir como vivir su tránsito, si decide que el amor queda excluído, respetable su desición mas irreconciliable con mi cosmovisión.



Grito por mi derecho a amar y ser amada.
Lucho por mi derecho a amar y ser amada.



viernes, 5 de octubre de 2007

Dos palabras



Clareaba el alba afuera del auto




Pero éramos dos.




Dos, entonces. Dos, para siempre.




Dos; tú y yo.




Sobre ti, un instante congelé. " Como una fotografía, guardar para siempre en mi mente este instante"




Me mirabas, era dulzura, era anhelo, era...




Sentía tus manos pintar mi figura, reconocerme con el cuidado de quien coge una flor de un jardín ajeno.




- ¿Alguna vez has imaginado cómo sería hacer el amor?- pregunté.




- Sí, muchas veces.-




Silencio.




Todo era la primera vez. Todo tenía ese temor infantil, de quien por primera vez toca y nombra las cosas por su nombre.




Durante todo ese día, o que había sido de él, sentí como de sus labios querían salir dos palabras. Y sin pensarlo, le cerraba la boca con mis manos. No quería escuchar, tenía miedo a escuchar.




Y entonces de madrugada, escribí sobre su frente con mis dedos, dos palabras, un universo. " Te amo"




Sentí como su cuerpo se estremecía.




-¿Por qué no lo dices?-




-Me da miedo, no puedo-




Y rápidamente comenzé a calzar mis zapatos y antes de poder huir, él me cogió muy fuerte del brazo.




Mi expresión era pavor. No hablaba. Quieta, él me sostenía muy fuerte. Y entonces él dijo:


-Te amo-




Las palabras eran incapaces de abandonar mi lengua, mi garganta. Y entonces con un soplo de aliento iba responder, pero él se precipitó y cerro mis labios con sus dedos.




- No lo digas, si no puedes-




Y sin saber cómo ni por qué encontré la fuerza que tanto me había faltado y dije :


-Te amo-




No quiso creer y entonces lo grité más fuerte y con una sonrisa. Me creyó.




Dos palabras.




Y una vez dichas, una vez sentidas el universo estalló.




- Aunque dure un minuto, que sea el más lindo de nuestra vida- me dijo.




Perdí todo miedo. Lo amé como sabía lo hacía pero era incapaz de aceptar.




¡Te amo!




Sí, hoy te amo.