martes, 3 de julio de 2007

La mujer que soñaba






Por un sueño, la mujer que soñaba...






Era tarde o quizás,pensara ella, demasiado pronto pero lo cierto era que venían de todas partes a decirle que ya era hora.



Sueños venían a despertarla, a sacudirle la dulce modorra como pequeñas hormigas recorrían su rostro.



¿Para qué despertar?



Había creado un mundo a su medida, tantos años...



No era más ni menos, era el compendio exacto de sueños, ficciones, papel maché y carne.






Había crecido- decía su madre- ella no quería hacerlo.






Una noche cualquiera había lanzado sus sábanas por el balcón.



Era una huida o quizás la puerta más amplia a su jaula.






Reconocía sus manos, las miraba a contra luz y en penumbra. Las sabía suyas.






Alguien una vez habían mencionado- no recordaba su rostro ni su nombre- que su vida sería la vida de la mujer que soñaba.






Quizás jamás despertó. Nunca quiso hacerlo.






Su tierra era ese cerco de madera mal pintada, su casa el abobe quebrazido, su ventana el ojal y su corazón... su corazón era algo incomprensible.






Abría bizarramente sus ojos y los cerraba avergonzada.






El pudor de ver el mundo. El temor de ser vista.






La clandestinidad le iba muy bien.






Y entonces quería vivir. Y entonces quería amar. Y entonces quería...






Luego se alejaría, echaría a correr.






Las tragedias urbanas, el zumbido inscensante y las flaquezas humanas la agobiaban.






Los hombres eran seres que, a tiempos, desdeñaba.






Finalmente, la idea a la cual se aferraba era sólo eso, una idea.






Jamás la realidad calzó con su visión. Demasiado estricta, esperaba lo imposible del mundo. Esperaba el mundo fuera lo que ella hacía de él en sus ficciones.






Y el desencanto era lógico. Jamás saciarían su sed.






Ya ni sabe si culparse por hacer de su vida algo tan lejano o culpar al mundo por ser lo que es.






La habían amado. Fue amor humano. ¡Qué desilusión! Ella se cansó, ella se fue y a ella le dolió.






Se supo mujer maldita.






Esta era la vida de la mujer que soñaba.






Pero ¿qué iba a hacer? Le habían regalado un cuerpo. Por no desilusionar a su creador aprendió a vivir.






Estas son sus instrucciones para sentir.






Que lo humano, a ella no le basta, no lo quiere.






A veces se siente perder, marchitar y a otras se esfuerza por mentirse.






La mentira más grande...



Ella humana



Ella amante



Ella mujer



No es lo que otros creen. Jamás lo será, no quiere serlo.






No amará a aquel hombre y el amor que él le da no será jamás el amor que ella busca.






Es simplemente la vida de la mujer que soñaba.






Y así sigue en su sueño.






Bienvenidos






1 comentario:

madam_ladybug dijo...

Y por fin regresaste! de un sueño? de una letanía? espero leerte más animada. Renovada en una palabra... vos sabés que te deseo de corazón que estés bien... sin adaptarte a la realidad si no lo preferís... tal vez, en cambio, debas hacer realidad tu mundo interior... eso seguro te alegraría la vida!!!

Mis saludos!