domingo, 11 de noviembre de 2007

Un corazón se come o se rechaza


Sería falso si no te lo dijera; un corazón se come o se rechaza

[...] Mi corazón no puedo dejarlo en tu cajita [...] ya te regalarán uno mejor [...]


Enrique Lihn


Mi corazón, niño, no puedo dejarlo en tu cajita ni en tus manos ni el cajón de velador.


Mi corazón, lo siento tanto, no puedo regalártelo para que montes un santuario ni un baúl de los recuerdos.


Mi corazón, perdoname, no puedo dejarlo contigo ahora que yo me voy.


Te prometo que ya vendrán otros corazones, unos mejores, más llenos de vidas.


Y te llenarán de anhelos, de sueños, de caprichos.


Podrás guardarlos y acurrucarlos en las noches frías.


Podrás, incluso, construir una jaula de cristal para ellos. Y sin miedo de perderlos algún día, serán tuyos por siempre.


Pero mi corazón es fugaz. Tiene alas y se echó a volar mientras yo te escribía estas palabras.


Ni siquiera yo he podido retenerlo.


Tiene voluntad propia y jamás lo he saciado en su totalidad.


Tanto como a ti, a mi me confunde.


Pero, vamos, dejemos el daños atrás y olvida mi corazón que él, lo siento, ya te olvido.


Yo te recuerdo aún pero él, él se alejó.


Mi corazón se come o se rechaza.


Jamás le gustaron las vitrinas. O lo tomabas con las dos manos y de un bocado lo comías o se iba de tu lecho.


Es necesario que le claves tus dientes hambrientos y arranques pedazos de su carne. Tragues enajenado su materia. Succiones su sangre, sus temores, sus pasiones.


No hay manera de contenerlo sino es haciéndolo tuyo, parte de tus entrañas.


Yo sé que tú no sabías aquellos. Yo sé que asusta comer un corazón ajeno. Yo sé que nadie jamás ha tenido el coraje o el amor para hacerlo. No es tu culpa. Es culpa de mi corazón.



Un corazón se come o se rechaza.


El mío, se rechaza pues comerlo sería equivalente a morir.


Entiendo entonces que no debo angustiarme si corazones extraños se alejan asustados es sólo que mi corazón les explicó y ellos rechazaron.


Quizás algún día un loco despistado y hambriento encuentre mi corazón y sin pensarlo lo mastique.


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