viernes, 2 de noviembre de 2007

Viaje para uno



Sí, me perdí. No sé bien cómo ni cuando pasé de sentirme tranquila en mi piel a no reconocerme en el espejo.


No es algo extraordinario, suele ser una constante en mi vida. Me encuentro y me pierdo. Como el mar, ese interminable vaivén.


Comienza con el mareo, la turbulencia, la incongruencia, la fobia social...




Hoy me perdí pero no bajé los brazos, hoy decidí perderme físicamente también.




Es sencillo, apagas el celular, tomas las llaves y enciendes el motor.


Llevo cigarrillos, fuego, música... Ligero el equipaje para un viaje dantenesco.


Y de pronto ya no me preocupa mi nombre, ni mi identidad, mucho menos lo que otros esperan de mí. Soy simplemente yo y miles de kilómetros pavimentados.




Bajo el vidrio y siento como el viento golpea mi rostro, mi pelo da vueltas y respiro.


Canto a todo pulmón una canción conocida, primera, segunda, tercera, cuarta y quinta. Ya nadie me puede detener.




Chequeo el estanque: lleno.




Vamos, no hay nada que perder, no decirle a nadie si quedarse o escapar.




La costanera, amplia y expedita. Unos pocos autos y yo.




Ruta cinco norte: mi salida.




Adiós,adiós.




Está atardeciendo, calculo que llegaré a Zapallar en unas dos horas, ya estará oscuro. ¡Mejor!




Hay algo de nerviosismo en este arrebato de libertad, es la primera vez que manejo tal distancia sola. Pero antes de caer en un torbellinos de temores, sonrío. ¡Dulce primera vez!




Hoy todo es la primera vez, hoy no tengo pasado, no tengo futuro. Hoy es sólo lo inmediato, lo aleatorio, lo que la carretera disponga.




Enciendo un cigarrillo, aspiro el humo negro y me siento viva. Hace tanto que no me sentía viva.




Miro por el espejo retrovisor. Atrás queda la universidad, mis fracasos, mis logros, aquel hombre, mis amigos, mi familia. Atrás queda mi vida. ¡ Al fin!




Hoy soy yo y unos cuantos sueños de bolsillo o aquellos que guardo en la guantera en caso de emergencia.




Antes de partir, arriba de un cerro cualquiera, llamé a mis cercanos dándoles cuenta que estaba bien, que no me llamarán, que me iba lejos a estar tranquila. Algunos se asustaron, otros se alegraron, ninguno entendió bien. ¿Qué más da?




Supongo más de alguno habrá pensado que todo esto tenía relación con la ruptura reciente. ¡Qué ingenuos! Si tan sólo supieran que mi corazón voló muy lejos, con o sin él.




Acá voy, las luces encendidas pues el Sol ya se escondió. Son 120 kilómetros por hora. Serán infinitas las velocidades, yo estoy volando.




En teoría viajaría con mi familia pero he decidido hacer este viaje sola.




Quiero perderme una y otra vez. Y la carretera sigue avanzando y atrás muy atrás va quedando todo.




Cada kilómetro que avanzo es un kilómetro de reivención, de libertad.




Suena "1973" de James Blunt. Simona, You're getting older /Your journey's been /Etched on your skin.




Aquí voy, arrancando una por una las cicatrices. Como si de pronto no fuera el asfalto lo que las ruedas aplastarán y dejarán atrás pero fueran las marcas de mi vida.




Poco a poco, a 140 kilómetros por hora, voy borrando cada palabra de mi libro. Me espera una página en blanco.




¿Mi nombre? ¡Qué podría yo saber!




Singing "Here we go again"




Echo un vistazo al reloj del panel. 21.15 pm de un Viernes 2 de noviembre de 2007.




Una de esas tantas coincidencias, un día 19 de Julio de 1988 a las 21.15 pm nací.




Será que hoy, 19 años más tardé volveré a nacer sobre ruedas y alejándome de casi dos décadas de historias.




Hoy, cuando llamé a uno de mis más cercanos amigos, me comentó que había hablado con mi ex. Y me sorprendí al descubrí que no había pensado en él. ¿ Será que el dolor finalmente se fue?




Sinceramente, creo que se debe a la certeza de que él no piensa en mí, que debe estar de fiesta en algún local de la quinta región, buscando mujeres y entre tragos y mentiras debe haber besado a más de alguna. ¿Qué más da?




Man we were killin' time/ We were young and restless /We needed to unwind /I guess nothin' can last forever - forever, no Summer of 69 Bryan Adams, suena.




Ya llevo más de una hora de viaje. Y de pronto me asalta algo parecido a la nostalgia. Culpo a la canción. Sí, es la canción, no soy yo. - Qué capacidad de mentirme a mi misma-




You'll deny the truth - believe a lie /there'll be times that you'll believe you can really fly/but your lonely nights - have just begun/when you love someone.




Y así, sin pensarlo, cambio la canción. ¡Qué fácil!




150 kilómetros por hora. No hay nadie, sólo yo y algunos camiones de carga.




¿La maca? No sé, se perdió. Se quedó en algún lugar entre la costanera y el primer peaje.




¿Quién maneja entonces? Alguien que solía ser la maca, alguien que quiere ser otra. No, no, alguien que no quiere ser nadie.




¡Quiero ver el mar! Es extraño, pero periódicamente me ahogo y necesito sentir ese rugir de agua y sal. Esa inmensidad avasalladora, mojar mis pies en sus aguas y cerrar los ojos.




La ciudad me enferma casi tanto como me alimenta.




Hoy voy buscando al mar, hoy voy buscando libertad.




Quiero arrancar todos estos trozos de tela, de piel, de recuerdos, de vanos pensamientos, de lágrimas de cocodrilos, de obligaciones y bautizarme nueva.




Hoy quisiera creer en Dios. Tener algo superior a lo cual aferrarme, un manual de respuestas absolutas y miopes.




Bajo la velocidad. ¿Habrá alguna iglesia cerca? Me han bajado las ansías por confesarme. No para expiar mis pecados pero para sentir que alguien me escucha, que no soy sólo yo la que carga con este sinfín de pensamientos absurdos.




Una canción más tarde, acelero.




Mi Dios necesita de mucho menos, a veces ni siquiera de una palabra derramada al viento.




And I am finally seeing /Why I was the one worth leaving. Suena: The district sleeps alone tonight. The Postal Service.




Siento deseos de encender mi celular, quizás esperando ver un mensaje de llamadas perdidas, de una llamada perdida de él. Me contengo, total no llamará, celular prendido o apagado, da exactamente igual.




Estoy por llegar. Ya he tomado el desvío y comienzo a reconocer en la oscuridad el camino.




...When it struck me/ That I've been waiting since birth to find a love that would look and sound like a movie /So I changed my plans and rented a camera and a van and then I called you/"I need you to pretend that we are in love again" and you agreed to. Suena: Clark Gable. The Postal Service.




Recuerdo entonces, que mi amor platonico, ese ser que por tantos años amé y que sospecho aún podría hacerlo, podría estar cerca.




No sólo somos vecinos en la gran ciudad, pero también aquí, en la playa. Su casa es separada de la mía por sólo un alambrado de púa.




¿Quiero verlo? Siempre quiero verlo pero ¿Será bueno verlo? Sospecho que no.




Él, es ese hombre. No sé cómo describirlo. Él ha sido para mí el fin y el comienzo.




Infinito.




I want so badly to believe that "there is truth, that love is real"/And I want life in every word to the extent that it's absurd.




Nos conocimos hace ya, calculo, 7 años. La ingenuidad a la vuelta de la esquina. Volcó mi corazón, mis creencias una y otra vez. Aún hoy es capaz de hacerlo.




Si existió alguien que yo sintiera me comprendiera, fue él, aunque jamás sospechó la vastedad de su entendimiento.




Hoy por hoy somos buenos amigos. Lo quiero, me quiere. Nos vemos poco, lo necesario.




Pero siempre está ahí, jamás se ha ido. No sé bien por qué.




I know you're wise beyond your years, but do you ever get the fear/That your perfect verse is just a lie you tell yourself to help you get by?




Enciendo el decimo quinto cigarrillo del viaje. Aspiro con la misma ansiedad del primero.




No sé si son los nervios de efectivamente encontrarlo acá o la simple automacía del vicio.




Si lo encuentro y me pregunta, como todos lo harían ¿Qué haces aquí?


¿Qué mierda la respondo?


¿Me vine a perder?




Cambio la canción y de un paraguazo espanto todos mis pensamientos.




La mente en blanco, la ruta, las luces y el sonido cada vez más vivo del mar.




Abro la ventana y siento el frío. Es justamente el frío que necesitaba, ese que anestecia y exorcisa.




No me doy cuenta cuando ya llegué.




Aquí estoy. Me bajo del auto, tomo mi bolso, cierro el auto. Cruzo el puente que separa el estacionamiento de la casa. Y pienso el fetiche Ferrer Echavarrie, o más bien sólo Echavarrie ( sólo de mi abuela) por el art deco, la modernidad y el lujo.




Giro la llave en la cerradura y aquí estoy. La casa de Zapallar. Amplia, lujosa, moderna, chic.




Tiro el bolso en el sillón de cuero blanco. Dejo las llaves en la mesita del living e inmediatamente salgo a la terraza.




Veo toda la bahía, sus luces. Abro mis brazos y dejo que el viento me acaricie como ningún hombre lo ha hecho.




Echo un vistazo a la casa vecina, veo luces encendidas pero no veo su auto. Seguramente no está. Mejor.




En la cocina saco una copa de Martini y me preparo un Martini con una pizca de limón y una cereza. Tomo mis cigarrillos, un cenizero. Cojo una manta y me voy a la terraza.


Pongo música, es un cd de blues. Perfecto.




Y aquí en la terraza, bebiendo, fumando, pensando, viviendo decido que me quedaré hasta que amanezca.




Ya he cumplido con inmortalizar este viaje en este escrito.




El computador ahora lo guardaré y seremos la noche y yo, hasta que nos encuentre el amanecer.




No sé cuántos días me quedaré, dije que volvería a más tardar el lunes pero puede que decida alargar mi viaje.




Hoy soy libre.






Mi copa ya está vacía, debería traer la botella.




Hace frío pero me gusta, me siento viva.




Atrás quedó todo.




Adelante será lo que yo decida.














No hay comentarios: