
Un poema para Macarena
La otra versión
La otra versión es la que escribo en sueños
una voz que la letra retiene
repitiéndola
como una línea de Robert Desnos:
tanto soñé contigo que pierdes tu realidad
La otra versión eres tú, sigilosa,
cuando tus días pasan de largo a mi lado,
cuando el viento derrama
tu cabellera sobre mi memoria.
Vicente Lastra
Soy ésta, y soy otra.
Una suerte de alteridad, el espejo es doble.
Estoy yo contemplándome, y hay un otro más allá del cristal y en mi reflejo.
Yo no lo veo.
Una versión de mí se acuña en otros ojos, no los míos.
Soy todas y ninguna.
La reina, los secuaces, el bufón.
Mi pobre armado de ilusiones
Un castillo suspendido en mi aliento.
Pilar es sólo uno de mis nombres, no los soportes de mi imaginación.
Son símbolos de la mujer que fui.
Yo hablo de símbolos de personas, su esencia queda aisladas y como fuera de mi alcance.
Sólo hablo de imágenes mentales de otros, no de otros.
Y así las versiones de mí son símbolos de creaciones mentales, de otros sobre imágenes mías.
El cuadro es a todas luces difuso, simbólico e ilusionista.
El espejo no soy yo, y quien yo entiendo ser, es mi mera construcción.
Las mujeres en mí son infinitas, una suerte de esquizofrenia, que a tiempos es nula, pues no soy ninguna.
Una idea de mi ronda sus mentes, intentan nombrarla, retenerla.
Tengo una jaula, y el pájaro es feliz en ella.
Pero también soy la dueña, quien cierra la jaula, quien proporciona el alimento y el agua.
Soy el axolot, el ajolote, el protagonista, el lector, el escritor, Cortazar y Macarena.
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